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Dedicatoria

Jabón Casero hecho Simple

— por —

Jennifer Stepanik

 

 

 

 

Copyright © 2014, Jennifer Stepanik, Todos los Derechos Reservados

 

 

Dedicatoria

Solo tienes un cuerpo; consiéntelo con jabones hechos a mano y cosecharás las recompensas. Crea y personaliza tus propios jabones y dale rienda suelta a tu creatividad en el proceso. Luego difunde el amor y compártelo con familiares y amigos. Para averiguar más acerca de cómo crear tus propios productos para el cuidado del cuerpo y mantenerte saludable, ingresa a http://spanation.com.au

 

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Exención de Responsabilidades: No soy una herbolaria ni química cualificada. Sin embargo, tengo más de 14 años de experiencia en el sector del cuidado de la piel y 2 años de formación naturista. Asimismo, soy autodidacta en la preparación de productos caseros de salud y para el cuidado corporal y quiero compartir mis conocimientos.

A pesar de que se ha tenido el mayor cuidado posible para proporcionar información precisa en este eBook, esta no debe reemplazar a su propia investigación. Cada tipo de piel es diferente y yo, Jennifer Stepanik, no seré hallada responsable por cualquier reacción individual.

Tú no deberías usar jabones en la piel rota o dañada. Este eBook no pretende curar, tratar o prevenir ninguna enfermedad o padecimiento. Si tienes una queja persistente de la piel debes buscar consejo médico profesional.

La lejía, uno de los principales ingredientes en la fabricación del jabón, es muy cáustica y puede quemar inmediatamente al contacto. Se requiere un extremo cuidado y precauciones al hacer jabón para protegerse a usted y a otros a tu alrededor. No deberías dejar la lejía desatendida y siempre debes guardarla con seguridad fuera del alcance de los niños y mascotas. Debes asegurarte que cualquier utensilio que uses para fabricar jabón sea usado solamente para dicha fabricación.

Jabón casero Hecho Simple está diseñado solamente con propósitos de información.

¿Qué es el jabón?

 

 

El jabón es resultado de reacciones químicas. Pero no te preocupes, no somos científicos, así que vamos a ponerlo en términos simples: el jabón es la sal que resulta de mezclar un ácido con un álcali.

El ácido usado en la fabricación de jabón tiende a ser un ácido graso, del tipo que se encuentra en los alimentos y aceites. Originalmente se usaba el álcali de la ceniza de madera, pero con el tiempo ha sido reemplazado con el compuesto producido industrialmente conocido como hidróxido de sodio.

La saponificación es el nombre químico dado al proceso de la fabricación de jabón, y, esencialmente, se refiere a la reacción que ocurre cuando un ácido (aceite vegetal o grasa animal) se mezcla con un álcali fuerte (lejía). Los subproductos del proceso son el jabón y la glicerina. Los fabricantes de jabones comerciales tienden a desviar esta glicerina y la venden para su uso en productos de cuidado personal, productos farmacéuticos, productos químicos intermedios, y elaboración de alimentos, pero los fabricantes de jabón natural la dejan en el jabón, lo que significa que el jabón hecho en casa es mucho más hidratante.

Las moléculas de jabón funcionan mediante su unión al agua en un extremo y a la grasa en el otro, de modo que el agua puede remover la molécula de jabón, llevándose la grasa con ella.

 

 

Historia de la fabricación del jabón

 

Orígenes

Las formas más rudimentarias de jabón, a base de grasas hervidas con cenizas, se han encontrado en las excavaciones de la antigua Babilonia de alrededor del año 2800 A.C., pero la mezcla se usaba para limpiar la lana y el algodón para los textiles en lugar del cuerpo.

Solo unos pocos cientos de años después, en el año 2500 A.C., los Sumerios registraron en sus tablillas de arcilla que usaban el jabón para eliminar la grasa de la lana y tela antes de teñirla, pero su mezcla original de una suspensión simple hecha solo de ceniza y agua, el álcali de la ceniza reaccionaba con el ácido graso de la grasa presente en la lana para crear saponificación. Mientras hubiera grasa y aceite a ser eliminados, la suspensión funcionaba bien, pero los Sumerios pronto hicieron la conexión de que un poco de grasa en la mezcla ayudaba a la solución limpiadora y ellos también comenzaron a hervir las grasas y aceites directamente en la mezcla de álcali para obtener una solución limpiadora más potente. En el año 2200 A.C. ellos incluso registraron una fórmula que consistía en agua, álcali y aceite de casia.

Otro ejemplo temprano se puede ver en el Papiro de Ebers, un documento médico de cerca de 1550 A.C., que demuestra que los primeros egipcios también mezclaban aceites animales y vegetales con sales alcalinas para hacer algo similar al jabón.

Sin embargo, la referencia más familiar viene de los romanos, después de todo, ellos inventaron la mayor parte de la civilización moderna tal como la conocemos. Su jabón incluía el poder de limpieza del amoniaco, el cual era obtenido al dejar podrir la orina y se usaba ampliamente por todo el Imperio Romano, ¡por suerte solo para la ropa, no para lavado personal! En el año 600 D.C. los gremios de producción de jabón fueron establecidos por primera vez y unos pocos cientos de años después las primeras barras comerciales se vendían por el tercio de un dinar.

Con la caída del Imperio Romano, el proceso de fabricación del jabón prácticamente estuvo en un punto muerto y no fue restablecido hasta el siglo XIII en Europa. Los fabricantes de jabón en el norte de Europa continuaron usando la grasa animal y ceniza de madera para crear una sustancia de limpieza gelatinosa, pero teniendo en cuenta los ingredientes y la falta de refrigeración, la grasa de sebo o de los animales a menudo olía bastante mal.

Peor aún, los británicos destruyeron grandes extensiones de bosques para producir las cenizas, causando una escasez de combustible para invierno, mientras que el jabón era producido con las pocas reservas de sebo que se necesitaba para las velas. Dado que la falta de sebo amenazaba con hacer que el producto básico de las velas fuera demasiado caro para los pobres, el gobierno del Reino Unido puso impuestos al jabón como un artículo de lujo y los precios exorbitantes solo podían ser pagados por los muy ricos.

La fabricación de jabón prosperó en el sur de Europa y se hicieron grandes avances en toda Italia, Francia y España; ciudades como Castilla y Marsella se hicieron famosas por sus jabones de calidad superior. El secreto de estos países mediterráneos era usar aceite de olivo de alta calidad en lugar de grasa animal y barrillo de ceniza. Este desarrollo fue conocido como Jabón de Castilla y se trataba de barras sólidas de jabón de olor agradable, y naturalmente hidratantes, que podían ser trituradas o moldeadas para formar bolas de lavado.

A finales del siglo XVIII, los químicos franceses comenzaron a entender el proceso de fabricación del jabón aún mejor y ayudaron a lograr mayores avances significativos en su fabricación. La revolución industrial del siglo XIX trasladó la producción de jabón a las fábricas donde floreció: las economías de escala y derogaciones tributarias del Reino Unido llevaron a una reducción de los precios; la ciencia de jabón introdujo una versión más suave para uso personal (no ropa); mientras que los avances en las tuberías hicieron del baño una parte normal de la vida para todas las clases sociales.

En 1890 cinco grandes empresas, Colgate, Morse Taylor, Albert, Pears y Bailey, ofrecían diferentes tipos de jabón. Durante la Primera Guerra Mundial, la necesidad de productos de limpieza para el tratamiento de las heridas de batalla condujo a la creación de compuestos sintéticos para hacer jabón, comúnmente conocidos como detergentes. En 1933, el primer detergente sintético fue introducido por Procter and Gamble. P&G también perfeccionaron un proceso continuo que redujo el tiempo de producción del jabón a un día, por lo que era mucho más rentable.

En los tiempos modernos poco ha cambiado en el proceso de fabricación del jabón y las barras de jabón más baratas que se encuentran en los supermercados son en realidad detergentes sintéticos. Afortunadamente hay un resurgimiento de los procesos tradicionales de fabricación de jabón para producir jabones caseros naturales, llenos de bondades hidratantes y libres de nocivos aditivos químicos.

¿Qué es un nombre?

Se le atribuye a un par de fuentes el llamar "jabón" a estas primeras mezclas de grasa animal y ceniza:

Se cree ampliamente que el Monte Sapo en Roma ha prestado su nombre para el producto de limpieza, ya que este era el lugar donde se sacrificaban los animales; y el agua de lluvia lavaba una mezcla de grasa animal derretida y ceniza de madera hacia el río Tíber, donde era usada para lavar las ropas y piel.

La palabra latina "sapo", que significa "jabón", apareció por primera vez en “Historia Naturalis”, de Plinio el Viejo, se trataba de una crónica de la vida en el siglo primero D.C.

Sin embargo, también se acredita a los celtas el denominar un producto hecho de grasa animal y ceniza de plantas como "Saipo", de donde aparentemente se deriva el nombre jabón.

El álcali usado para la fabricación del jabón se hizo conocido como "lejía", y a menudo el jabón colonial era denominado como "jabón de lejía". Sin instalaciones de medición adecuadas y una limitada comprensión del proceso, estas primeras barras a menudo eran muy cáusticas y así el término hoy en día es peyorativo, denominando a una barra de jabón de mala calidad que irrita la piel.

 

Beneficios de Hacer tu Propio Jabón

Hay muchos beneficios de hacer tu propio jabón:

Tú sabes exactamente lo que estás poniendo en tu piel;

Tú puedes diseñar la apariencia, consistencia y olor de tu propio jabón;

Tú puedes agregarle cualquier aceite esencial de acuerdo con tu gusto;

Obtienes los beneficios nutritivos del subproducto glicerina;

Tendrás una grandiosa nueva afición; y puedes comenzar a ganar algo de dinero por la venta de tus jabones artesanales únicos.

Con todas estas buenas razones para hacer tu propio jabón, vamos a averiguar cómo crear una barra casera de lujo 

¿Qué es el jabón?

En esencia, el jabón se compone de lejía, mezclada con grasas y aceites, pero le puedes añadir otros ingredientes naturales, botánicos, fragancias y colorantes para adaptarse a tu preferencia personal. Vamos a revisar cada elemento y a discutir las opciones disponibles, así como la manera de asegurarte de que obtengas los mejores ingredientes de calidad para obtener los máximos beneficios de tu jabón.

 

Lejía

El primer ingrediente que necesitas para crear la saponificación es un álcali en la forma de lejía, también conocido como hidróxido de sodio o soda cáustica. El producto químico se obtiene al filtrar las cenizas con agua y en la actualidad se fabrica comercialmente mediante un proceso de cloro, álcali con celdas de membrana. El hidróxido de sodio se usa como un limpiador de drenajes y también se puede encontrar en el proceso de fabricación de papel, vidrio y textiles.

Aunque es un elemento clave en la fabricación de jabón corporal, sé consciente de que la lejía es una sustancia extremadamente abrasiva, mejor conocida como soda cáustica. Es peligrosa para los tejidos vivos (es decir, la piel, la carne y los ojos) y puede causar quemaduras químicas, cicatrices y ceguera por su contacto inmediato. Por lo tanto, se debe tener cuidado en todo momento cuando se trabaje con este compuesto inorgánico; siempre usa guantes de goma, ropa y cubre tu piel con una gruesa capa externa,

Impressum

Verlag: BookRix GmbH & Co. KG

Texte: Copyright © 2014, Jennifer Stepanik, Todos los Derechos Reservados
Lektorat: Lucy Ellis
Übersetzung: Jorge Herran
Tag der Veröffentlichung: 24.05.2015
ISBN: 978-3-7368-9653-6

Alle Rechte vorbehalten

Widmung:
Solo tienes un cuerpo; consiéntelo con jabones hechos a mano y cosecharás las recompensas. Crea y personaliza tus propios jabones y dale rienda suelta a tu creatividad en el proceso. Luego difunde el amor y compártelo con familiares y amigos. Para averiguar más acerca de cómo crear tus propios productos para el cuidado del cuerpo y mantenerte saludable, ingresa a http://spanation.com.au

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