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EPIFANÍA


Cuando sople la eternidad
sobre las simientes,
las colinas y las tardes
y se abra la niebla
como quien desea el amor
despertará el ángel de la risa
en el dolor.
En aquella casa antigua
entraré con la cabeza erguida.
Más leve que un pájaro,
plasmada en infinito,
asustada e inconforme
con mi sonrisa.


LIRIO DEL CAMPO

Este lirio del campo
no estuvo aquí todo el mes.
brotó ahora,
a finales de noviembre.
Es de de un rosa diferente,
talvez un lila profundo
y tiene el rostro de un ángel
sorprendido en el mundo.
Sus otros compañeros
de igual bíblica belleza
tienen porte de jardineros
y ojos de pálidas estrellas.

Proféticos, sagrados.
Flores cuyo aroma aspiró Dios,
un día, para sentirse amado.

¡Oh, lirio amante!,
nacido de aquella aurora,
hoy talvez Dios te repiense
Y llore.


PLENITUD

Levedad…
Coexistir con larvas y nubes,
en un dilatado sueño,
en un supremo gozo.
En una paz uniforme
de latitud y longitud.
Sustraerse de entre las hierbas y el barro
y hacer del cuerpo un jarro
y un laúd.
Estampar pensamientos en el tiempo
en el indescifrable misterio de los designios.
Y aceptar el viento
que apaga el soplo humano.


HABLAR


Sobre calidas auroras
te quería hablar
y de ponientes enternecidos
sobre el dorso del mar.

De las sonrisas tranquilas
que tenía al anochecer,
cuando los días me traían
pensamientos para escoger.

Quería decirte
tanto, tanto.
Quería decirte...

Quería hablarte
de tanto, de tanto.
Quería hablarte...


NIDO

Esta casa, esta noche,
esta naturaleza velada,
y una promesa de luna
por el cielo pregonada.

Estos árboles de cuerpos libres,
ancianos de espaldas vivas,
estas flores amigas,
este suelo sagrado,

me acogen y a ellos tomo
por paraíso reedificado,
por ejercito guarnecido
de amor y de salmos.

A estos animales amigos
como hermanos los elijo,
y con ellos formo un nido
de vasto amor abrigado.


NATURALEZA MUERTA


Y la imagen de este árbol
en el recuerdo
enmarcado la puesta del sol
tarde tras tarde,
imponente como un faro.

Por el suelo, cenizas,
hojas deshechas
ramas quebradas.
Angustia al recordar
el último vuelo del pájaro.


CAMPO MEDIO JARDÍN

(a Federico García Lorca)

Cantos...
a medida que la tarde avanza.
Sinfonía de pájaros
(¡Oh, partitura de astros!)
qué, como preludio,
ofrecen sus almas.

Flores desordenadas
trepan de corazón en corazón
peldaños rumbo al infinito.
Pero inútiles gritos
enrojecen aún más
los vinos.

Es de un verde héroe
el campo y su solemne inquietud.
Y marchan bajo el sol
los carneros tristes.

El hombre se realiza
arroyando a aquellos
que no veremos jamás.
Acabará el encanto de las cosas.
Acabará el gozo, la ternura
y la luz serena.

Los lobos vivirán más.


LLAMADA

Alinear deseos,
sueños,
y apoyar los codos
en la hierba del camino.

Contener las sombras,
las pesadillas,
prolongando la luz asumida.

Dialogar
con los sollozos del alma
para vaciar
todas las trincheras


Silbar el amor
como una nube serena
que pasa
sin perturbar a la estrella


MAESTRO

""¡No puedo cantar ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!""

-- Antonio Machado


Maestro, que Tú rostro sobre el mar
sea el faro que nos venga a guiar
hacia adelante, más allá del horizonte.

Que Tus manos sean nuestros candeleros
sustentando mástiles por entre vendavales
hasta el último puerto – Tú luz por detrás de los montes.


UNA MUJER


Aquella mujer
que subió al autobús
con un hedor intenso
tal vez fuese en su día
un jardín suspenso.

Aquella mujer
con ojos de drogada
tal vez fuese en su día
un hada.

Aquella mujer
con pinta de fulana
tal vez, ya vencida,
claudicó de mala gana.

Y la llamaron “basura”
los que apestaban a alcohol,
los que laceran la vida que pasa.
Los que yacen con meretrices:
los maridos felices.

Afinada fue la orquesta
que acompañó a la “basura”.
Dios puede reír a gusto.
La especie humana fue una fiesta
y los ángeles gozaron sin censura.


ÚLTIMO ATARDECER


Una vez más cantó el pájaro
sobre la sombra.
El novio invisible bebió su vino:
el soma.

En la tarde cósmica, una luz de fantasía
difracta el cielo en el corazón.
La noche y el día
se dan las manos.

Gestos en el horizonte
evocan figuras sagradas.
Inconsciente torbellino.

En el rostro senil,
la vida es vuelo postrero.
El pasado, un nido.


CONCESIÓN

Dulces manos
encienden las llamas de la esperanza
que a los cielos se elevan
con diáfana energía
hasta el rostro de Dios.
Artífice de la luz y de la paz
Dios no ensaya, Dios hace.
Y tiernas manos
recibirán de la palma de la vida
su porción
de la Tierra Prometida.


NATURALEZA


Soy los pies del leñador
que corta los caminos,
que baja montes.
Soy, de Dios, el guardián
de los ribazos y de las fuentes.

Soy la hoja que cae
por el aire desfallecida.
Soy la piedra que miente
el ave que fue herida.

Soy la danza de los sapos,
bajo la luna de primavera.
Soy las luciérnagas de las frondas,
estrellas de otras eras.

Soy la púrpura de las flores
que danzan a la puesta del sol.
Soy, de Dios, sus aflicciones
que en mí causan tantas gentes.

Soy la espiga en los cabellos
del trigo, que aún me ama.
Soy tu sueño, amigo,
si me respetas en mi cama.


ROSA


Piensa en esa rosa serena
que tienes guardada
en tu mesita de noche.
Es íntima y fiel,
y a la vez resuelta.
No fue hecha de papel
y nunca marchitará.
Piensa en sus pétalos sueltos
reposando dentro de los libros.
Cuida que tus dedos no destruyan
a ese rostro vencido.


SÓLO UNA SÚPLICA


Maestro,
que Tu canto sea entonado
donde duermen todos los secretos,
nuestros sinos, nuestros miedos:
hojas al viento
en tus plácidas colinas
- peldaños de vida que aleccionan.

Que bajo Tu amorosa mirada
sucumban los remolinos
de nuestro viento interior,
y que Tus pies de pastor
vuelvan de nuevo a mostrar
la senda que un día, afligidos,
no osamos tomar.

Que la ingravidez de Tu peso
sea nuestra libertad,
nuestra faz risueña,
de vivir y de crear.

Y que la certidumbre en Tu poder
depositada,
no caiga en escombros de esperanza
por los sueños que no osamos.

Que Tú seas
la antorcha que alumbra
la esencia de nuestro ser,
pues hasta ahora fuimos sólo lamparillas
muy difíciles de encender.

Que, cuando llegues,
cuando Tu mano toque la nuestra,
seamos tan sólo
puerta sin cerrojo.
Y nuestro amanecer, a la luz de tu mirar,
en el mundo que buscamos:
la plenitud de tu proyecto.

Y que, bajo Tu divino mandato,
aceptes como cierto
al corazón que no ama,
más sólo como un derecho
que por respeto concedes
a la raza humana.

ETERNA PRESENCIA

Sin que nunca me haya hablado,
sin de él
saber razón,
este árbol tan copioso
aún alivia con su sombra
a mi corazón.


EL AMOR

Derramó la luz
sobre el rostro abisal.
Engendró la esperanza:
al rostro tornó normal.


PAZ PROFUNDA

Paz de los caminos cósmicos,
de la eterna verdad.
De la solidaridad entre los hombres,
de los “hombres de buena voluntad”.

La tesitura de este canto
es el sosiego de la “Paz Profunda”
a mi peregrino caminar.

Es la paz de las noches calmas
cuando, en éxtasis, mi alma
se descubre divina.


SALMO

Y cuando sea del Alto criterio
que la vida con espinos me llegue,
sabré que Tú cerca Te hallas,
transitando conmigo el camino.


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Tag der Veröffentlichung: 14.12.2010

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