OLGA GONZALEZ DEL PICO
Muy lejos de mi gusto está la vida
las estrellas y el mar me dicen, nunca
veo flotar un remo a sus orillas
es mi cansado corazón sin brújula.
Se quejan los pinares largamente
toman la altura de mi anhelo inútil
transfundido en caricia viene el viento
a llevarse el porqué de mi tortura.
Espejismo de amor que yo rechazo
espiral de la noche fugitiva.
A ratos voy donde el cansancio pesa
como un fardo de negras pesadillas.
Allí logro nutrir mis ansiedades
allí donde la noche no termina.
Las estrellas y el mar me dicen, nunca
yo voy contra esa voz fortalecida
y me siento a mirar como desfilan
aquéllos que en un solo pensamiento
unen sus bocas sin medir la vida.
Decae el corazón, es el vacío
precipicio de horror a mi locura
gestándose en mi ser llevo la muerte.
Muy lejos de mi gusto está la vida.
Está sangrando la Noche
y Federico no llega...
Entre suspiros cortantes
danza la Luna y se inquieta.
Se dibuja como un iris
su corazón y una queja
ha caído Federico, ¡Federico!
la Muerte cerró su puerta.
Sobre su rostro sin vida
la Luna llega y le besa
amante de Federico
con una cita de espera.
Viñedos pon en sus labios
el licor de tus faenas
que lleguen las Siete Musas
en un carruaje de estrellas
aromar su cuerpo amado
con extracto de azucenas.
¡Ay, qué tristeza tan honda!
Se hace eco en las saetas
y el pez de oro en el mar
bate sus alas de seda.
Sevilla guarda su lira
y sus Romances que vuelan
con la rosa de los vientos
más allá de las fronteras.
Está sangrando la Noche
y Federico no llega
en la coral de sus sueños
hay un letargo de espera.
A Dulce María Loynaz del Castillo
In memorian
No digan que otro perfume
no llegue a besar la rosa
la rosa que apenas queda
en la llama que se agota.
Dulce María, hoy España
con la divisa de un premio
Miguel Cervantes Saavedra
un merecido tributo te concede.
La poetisa se sonríe y luego
en su vetusta casona recordando
vivencias de su juventud dichosa.
La libélula dorada sobre su pecho se posa.
En la agenda de sus pasos
a capricho de las cosas
en su Isla cuyo cuello
luce una perla valiosa.
Rosa las sienes del tiempo
recordando va los nombres
puntales de nuestra historia
"Gesta Mambisa Gloriosa".
Citar su caudal poético
como un fluir de los ríos
traspasando las barreras
de un por qué, punto y corola.
Fértil esencia de un todo
lira en mano y valerosa
un abanico con alas, arcoriris
Madre España y su aureola.
A la señora Josefina Fernández
In memorian
Son los sauces los que lloran
vuelan aves a sus nidales
en silencio ultraterreno
se concentra, se hace duelo.
Y los bellos serafines
en la rueca de las horas
deshilando las madejas
sin marcar espacio y tiempo
Josefina, madre amada
ya recibe una blonda sideral.
En la cúspide dorada
hemisféricos suspiros
y una Estrella en el regio
mausoleo del silencio
marca un signo sepulcral.
Un Arcángel la bendice
y la guía al magisterio
Sacrosanto del Señor ...
Hija y Madre van acordes
tras un vuelo, dos espíritus
se enlazan, cuatro alas
justifican un eterno pensamiento.
Sobre el negro terciopelo saturado
como un bálsamo de gracia
van dos cisnes, van plisando
los eternos embelesos, de celestes
horas líquidas, el rocío fino y leve
del bautismo de las almas.
Albas Rosas que jamás
por los siglos de los siglos
jamás marchitarán.
Los dedos de esa mano
han tocado mi lágrima
para nutrir el canto de la fuente
llanto del viento y mi nostalgia.
Claustro de los sudarios
minerales del alba
los dedos de esa mano
dan toques en la aldaba.
Cúpula vertical del embeleso
allí tengo mi casa
relámpagos que agrietan
mi ventana de sueños.
Dejándome en los labios
la caricia de un beso.
Los dedos de esa mano
sustraen sutilmente
de mi casa, la lágrima.
Estoy frente al silencio de la noche
inventario de luna desmayada.
Tu nombre de silábica hermosura
a mis labios le trajo una alborada.
Tú sabes del secreto de las rosas
la longitud del vuelo de las alas.
Poeta de la noche sin silencios
poeta de locura elaborada.
Un cielo platinado y diferente
mirándome a los ojos me señala.
Mi alma se desviste presintiendo
el afelpado estuche de otra alma
y escucho del reloj que da las doce
la rapsodia febril de una llamada
y la Venus de Milo se presenta
al consentido abrazo de las ansias.
Yo prosigo vestida porque la noche
mi dolor no aparta ...
y miro tristemente como sigue
en mi cielo la luna desmayada.
Poeta, necesito que me digas
algo de mí, de mi figura exacta
la dádiva del sueño se presenta
ella viene a prestarme sus sandalias.
Pronunciando tu nombre me resisto
tu nombre de silábica hermosura
que a mis labios le trajo una alborada.
Poeta, forma un haz sobre el silencio
sobre su negra cabellera lacia.
Reafírmate en el cielo de tu noche
y revive mi luna desmayada.
A René Cancio
Se hace canto marinero
cotas laminadas en oro
tus Poemas dan a coro
del mar su voz con esmero.
Marinero, tuyo fue el mar
con tus remos de ilusión
fuerza, sentido, emoción
al escuchar su ulular.
Deshilando dorados hilos
Marino, al proseguir
mirando al cielo y sentir
a capricho de los júbilos.
Ninfa vestida en zafiros
de tornasoles reflejos
un ¡ay! frente a los espejos
azogue azul de retiros.
Radiante fulgió La Ondina
en tu frente dejó un beso
tuya fue en loco exceso
de la corriente marina.
Acorde a tus pensamientos
azules mallas tejidas
en tu adiós sin despedidas
fueron tuyos los momentos.
Intensa razón marina
saludando a las gaviotas
del mar en rutas ignotas
rayan la luz peregrina.
Rizos del mar su melena
fatales nudos y tortura
marginada desventura
sin causa a una condena.
Cruzó una ráfaga cruel
peligro, trance y temor
a flote se vio una flor
trajo en su mano Luzbel.
Furibundo desatino
de tan terrible jornada
nuestra Cuba marginada
con un funesto destino.
Aquella celeste unción
de tu carrera marina
te señala y adivina
Poeta, tu devoción.
Dulce acontecer, razones
al llamado de tu amada
tu esposa, Rosa perlada
es tu vigía de amores.
Nudos del mar, barcarola
de la noche, Estrella Polar
tu poemario "Con Sabor a Mar"
lo irradia bella aureola.
A Enildo Padrón
In memorian
Frente a un Hasta luego
de un amigo Poeta
se precisa un estar
que no se alcanza.
Se hace nota de duelo
en todas las miradas
retadora energía frente
al lacerante toque
de inflexible misterio.
Sólo asoma el silencio
y a los labios un rezo.
La dama de los velos
multiformes del tiempo
ha citado, al amigo Poeta.
Poseía, cantera de diamante
valorando Espinelas.
¿Qué tránsito, qué desvelo?
Nuestra isla, Cuba
tierra que le viera nacer
repetía al acorde un Hasta luego.
Desplegando un sinsonte
a los cuatro puntos cardinales
un sudario de trinos
como nota de un duelo.
El alma del amigo Poeta
se elevaba a los cielos
llegando al Paraninfo
nutriéndose del polen
de las rosas eternas.
Un temblor de Libélulas
formarán una cruz
en el recinto eterno
del amigo Poeta.
Y su valiosa lira
punto y compás...
de su existencia
fulgirá como soles
y brillantes estrellas.
A Gustavo Adolfo Bécquer
Era el beso transfundido
para un signo señalado
como el toque repetido
de eclesiásticas campanas.
Era el vuelo de una alondra
como un pétalo encarnado
y el compás acompasado
de la música de Mozart.
Ya sus rimas propulsaban
un connubio con la idea
un anillo cincelado ya lucía
la corola de una estrella.
Eje onírico del tiempo
transparencia que se hospeda.
Llora el sauce y se rebela
por la muerte del Poeta.
¿Dónde el sonido, dónde el clamor?
Arpas del viento, vuelo del ave
rojos carmines del mediodía
sobre el sudario de un triste adiós...
Límpido espejo, todo un envío
bajo el amparo de un gran deseo
ya se precisa Miguel Arcángel
iris violeta cubriendo el cielo.
Neutro silencio se entrega al rezo
profundo y grave, conjuro intenso
un velo lila cubrió su rostro
todos sus pasos acordes fueron.
Y fue esa noche lóbrega y fría
frasco cerrado que ya guardaba
la quinta esencia del Soñador.
Llama de un beso, níveo fulgor.
Fue develando la hora imprecisa
vigilia intensa, luto y dolor.
Péndulo herido, fracción sin vida
lágrima y fuga de un Pensador.
De blanco cisne era su pluma
pensil dorado, cromado ardor
quedóse alerta áureo latido
la golondrina no regresó.
Fronda y celajes de su quimera
laúd doliente, nos dijo adiós
lazos de seda, nimbado ensueño
horas sin tiempo a su corazón.
¿Cómo Poeta, cómo expresarlo?
La triste novia del espejismo
trajo en un cofre polvo de oro
ofrenda mítica de un gran amor.
Ondas en agua de un mar celeste
velos de espuma, tránsito en flor
Rimas que llevan claros de luna
y el magisterio de la pasión.
Todo fue inútil, sueños tardíos
áridos golpes, surcos sin tino
sacro misterio de eterno cirio
luz de alabastro, árbol de Dios.
Roza el silencio la madrugada
sutil rocío, se oye un rumor
perfil del beso que no se alcanza
sed infinita de un corazón.
Nimbadas Musas de rostros bellos
Ninfas y Sílfides laten muy hondo
sonoras Rimas de un trovador.
Bebed acordes extracto puro.
Sea la llama flora de mayo
los flamboyanes notas de amor
el aforismo de sus esferas
marcan la fuga de un triste adiós.
Suprema entrada al Paraninfo
liras acordes de los maestros
comba infinita de los espacios
gane su espíritu áureo fulgor.
España, jamás olvides
quien ha legado tanta grandeza
nutricio envío de su razón
el sensitivo Gustavo Adolfo.
El más romántico de tus Poetas
el que por lira llevó un lucero
el que por alma llevó una flor.
¡Astros y Rosas al Soñador!
Si tu palabra me llegara sonora
si llega con el beso prometido
anúnciate en el trino que enamora
señalándome amor, calor de nido.
Ayer corté una rosa, ha llovido
languidez al decir, se fue la aurora.
Retorna a mi razón lo presentido
tu reloj se detuvo, hora tras hora.
Espiral de mi noche conmovida
castillo medieval a mi desvelo
azulejo de luz que llegó al cielo
vuelo de una locura a su albedrío
ya no hay sed de pasión, todo tardío.
La rosa que corté quedó sin vida.
A Sara Martínez Castro
Darse en amor, para sentir la vida
amor puntualizado a lo risueño
tibio ropaje al beso de tu sueño
centraliza tu lámpara encendida.
Tu mimosa de rosa te convida
a dibujar con ella lo pequeño.
Zunzún a tu ternura se hace dueño
a tu fronda de amor en que se anida.
A tu marco de luz van ruiseñores
y tu Diana Beatriz, niña de amores
le da a tu corazón un sol de oro
y ofreciendo vitrales la mañana
el iris cristaliza en tu fontana
la bella trilogía de un tesoro.
Apareció distinta la mañana.
Rayaba el horizonte sin saberlo
el terciopelo gris, de una llamada.
Gemían los palmares
los pinos se arqueaban
y la fusta del viento
queriendo destruir
aquella máscara ...
¡Funesto dictador!
Hizo un pacto sombrío
con la hoz y el martillo
signos, de un bandera
con las alas manchadas.
Irrumpen valerosos
como aquellos mambises
baluartes de la Patria.
Como un volcán en erupción
rugían los leones, al sonido
espectral de una batalla.
Ordena el Dictador
el oficio de muerte
con las hienas.
Sobre la Tierra Madre
caían sin ayuda
los héroes de la Patria.
Y detrás de las rejas
aún quedan prisioneros
los que en Playa Girón
marcaron pautas.
Pulsaba El Dictador
las cuerdas rotas
que llevan los que venden
a Lucifer, el alma.
Se aproxima la última batalla
y soltando sus trenzas de doncella
como dijo Martí: "de cara al sol"
ondeará de nuevo la bandera
en el mástil del Morro, soberana.
Y el Dictador, sin patria
de rodillas, sobre los surcos
de una tierra estéril
verá, como han crecido sólo espinas.
Y allí como un cautivo, genio de la maldad
ha de morir y pagará sus culpas.
Y todo el Continente Americano
verá volar en círculos de gloria
a la blanca paloma de la Paz.
Escucha madre, la iglesia
hace tañer sus campanas
con repiques de alegría
con euforia desbordada.
Escucha madre, la calle
con banderas desplegadas
se oyen gritos de Aleluya
corren todos a la plaza.
Escucha madre, llegó el día
el Dictador se ha marchado
a morir como un pirata
con el lastre de su infamia.
Escucha madre, está tocando
a la puerta nuestra amiga
que se llama Veneranda
y sollozando me dice:
La Libertad nos ampara.
Hay que rendirle tributo
a los mártires de ahora
han ofrendado sus vidas
por defender a la Patria.
En Palacio hay mucha gente
y allá en el Parque Central
donde Martí nuestro Apóstol
con su dedo lo señala.
Al poeta Sergio Galán Pino y Señora
Las esquinas del odio
taladran el miserere
en la garganta monorrítmica
de las cuerdas del viento.
El misterio deja caer su velo
sobre el rostro macilento
de un poeta moribundo.
Ingrávida cae la tarde.
Cruza una gaviota señalando
la serena transparencia del mar.
El odio ha dejado de ser
silba el viento y le entrega a un ruiseñor
la octosilábica armonía de un preludio.
El misterio anuda la garganta del alba.
Yace el poeta inmóvil para siempre.
Alguien que ama el verso me entrega
manuscritos del bardo qua ya no existe
tiemblan mis manos y comienzo a leer
La Pupila Insomne, Rubén Martínez Villena.
In memorian
Poseía los pinceles
del artífice del sol
era suave
sin la prisa
del que lleva brida en mano
el corcel de una ilusión.
Dibujaba llana y firme
le brotaba para el mundo
la verdad de una emoción.
Puso el alma
tentativa de una escala
fantasía del color.
Dibujaba transparencias
con los mágicos pinceles
del artífice del sol.
Ella estaba
Ella era
todo un símbolo de amor.
En idílico embeleso
recibía los zafiros del color.
Ella estaba
Ella era
la libélula de oro
con pinceles de arrebol.
Un jardín claro y hermoso
en el patio de su casa
aromaba su equilibrio
tras el lúcido contraste
de tan bella inspiración.
Era suave
sin la prisa
del que lleva brida en mano
el corcel de una ilusión.
Puso el alma
tentativa de una escala
fantasía del color.
Convencida de que estaba
ofreciéndole a su Cuba
de su arte lo mejor.
¡España! Madre tierra fecundada de amores:
de esta Isla una hija te quiere saludar;
mecida entre palmeras y eróticos olores
Cuba, perla antillana, te envía su cantar.
Las venas de tus ríos - cual recios surtidores
son ánforas vivientes, presencia medular;
laúd de áureos acentos, sentir de ruiseñores
los suspiros de Bécquer nos llegan sin cesar.
¡España! Madre tierra de imperiales encantos:
me inclino reverente al poder de tus santos
haciéndoles un ruego, preludio tropical ...
En la estación que marque tus viñedos floridos
besar sus tiernas flores y a mi seres queridos
¡llevando sobre el pecho la E de tu inicial!
Sin precisar el Clásico Soneto
pulso mi lira y me responde el cielo
le pido a las antífonas doradas
la verdad mesurada de su vuelo ...
Nos legó su decir, con claridades
métrica de crisoles con esmero.
Al nombrarte Poeta Nacional
desde Cuba pinceles en acecho
coloran el paisaje de tus sueños.
En un cofre de amor está guardada
la lira intacta de tu amado pecho.
Tus cantos a Martí dan la medida
de tu valer de hombre y de tus versos.
Vibra un canto y la brisa se perfuma
Mar Azul, de sirenas con trofeos.
Flamboyanes en flor y verdes pinos
daban nota de paz a tus desvelos.
El ruiseñor homérico fue tuyo
fronda tuvo, de un árbol verdadero.
Poeta Nacional hoy te saludan
los que ayer, como yo, te conocieron.
Dios en esencia y contigo el cielo.
Cincelas en tu mente
entre líneas geométricas
los rayos propulsores
de metálicas alas.
Cincelas la matriz
de nocturnos hechizos
abstracción de una espera
acorde a tu sentir ...
Rejas lineales
para jaulas esféricas
del extractado mundo
donde surge la magia.
Vitrales de arcoiris
espejismos en fuga
representan tus cuadros
como espigas de soles.
Ascuas abrillantadas
uno tras uno van quedando
entre líneas esféricas.
Este verano azul, deshabitado
oquedad de la llama torturante
se hace eco el eco perseguido
meditabunda voy agonizante.
Pienso por un momento si prosigo
senda propicia donde hallar el vaso
y beber gota a gota lo sufrido.
No es el azul del mar, ni lo sombrío
toque febril, que nutre a cada paso
negándome a olvidar lo ya vivido.
Este verano sin velos que lo cubran
al desnudo se aferra a un desatino
y prosigo la senda, ya sin flores.
Ironía sin voz de mi destino.
¡Prosigue!, me dice el corazón
yo soy tu mar enloquecido
mi arritmia desigual por lo sufrido
apagará la llama del cobarde.
Y sobre el pecho déjale
la negra mariposa del olvido.
Dale a beber el agridulce vino
y dile frente a frente: Esta es
por sádico y cobarde, mi castigo.
Pepe, así se llama el pez
anaranjado con reflejos de oro.
Creció en una pecera saturada
de oxígeno y composición
sublimada entre el pez y el hombre.
¿Será acaso un fragmento
de alguna leyenda mitológica?
¿Alguien pudiera imaginar
un diálogo, entre el poeta y el anfibio?
Policromía en un espacio de tiempo.
Divagaciones abstractas
que no pudiéramos explicar
sólo dentro de una burbuja azul
hallaríamos una respuesta.
Una sinalefa se hace suspiro
en el bostezo de la noche.
En un cuadro ha quedado Pepe
el poeta y el pintor.
Artífice de la simetría lineal
dio el punto clave de una interrogante
rindiéndole un culto a la belleza.
El poeta canalizó la abstracción
del pez anaranjado y el hombre.
Sobre la plataforma
del suelo americano
enlazaban las nubes
los crespones de un duelo.
Estiletes terribles traspasaron
las ocho columnas, las ocho pupilas
de las Torres Gemelas.
El ballet titulado Impromptus
sobre llamas danzaban
allí, un grito de terror.
Un colapso imprevisto.
Dolor sangrante, fuego vivo
malévola intención de una herejía.
Tu fe al Creador, tu hospitalaria
razón al recibir los hijos de todas
las patrias, Albas de soles
unificación de banderas
desplegadas al viento.
La historia recogerá
este desgarrador y funesto
acontecer del 11 de septiembre
del año dos mil uno.
Fanáticos suicidas, sin alma
destruyeron las dos Torres Gemelas.
Gran nación de Norteamérica
rutilando llevas en tu bandera
cincuenta Estrellas.
Ante ti, patria, me inclino
con todo respeto en oración
himno de paz, de amor y justicia
supremo signo del Aguila Imperial.
¿Dónde está la palabras sonora
la que el viento traduce en amor?
¿Dónde está que al rayar de la aurora
hace entrada en el reino del sol?
Imposible perder su cadencia.
Imposible perder su rumor.
La palabras sutil que enamora.
La palabra que ayer fue mi voz.
Ya sin ella la vida me sobra
se llevó de mi pecho el clamor.
Yo la escucho en el arpa que vibra
y no es mío su acorde mejor.
A mis labios sedientos no llega.
Se me pierde en el reino del sol.
Ya sin ella la vida me sobra.
¡Oh, terrible y punzante dolor!
¿Dónde está la palabra sonora?
La que el viento traduce en amor.
"Desde el callado grito de una ola”
Poeta José R. Muñiz
Pulsa el viento lebreles de la espuma
rompiente que hace eco en la muralla
y nos llega en un silbo atormentado
el quejido del mar en su atalaya.
Las playas sienten gris melancolía
y vuela una gaviota solitaria
"Desde el callado grito de una ola"
una coral de voces se agiganta.
Muriendo en cada noche el sortilegio
del corazón tatuado de sus anclas.
Flota en el viento la ilusión desnuda
y vuela una gaviota solitaria.
Contraste irracional de los sentidos
sin libertad de acción en la palabra
árido cementerio donde habita
La Madre Perla convertida en lágrima.
El horizonte se deslíe en una
fugaz y tormentosa llamarada.
El reloj taciturno da las doce
y fusilan a un hombre en la mañana.
Brama en el viento la palabra, nunca
y un sudario de amor le entrega el alba ...
"Desde el callado grito de una ola"
una coral de voces se agiganta.
Se ven los pescadores en la orilla
tejiendo el horizonte de sus mallas
que destilan la sangre de sus hijos
esclavos de un tirano sin entrañas.
Herida por un tránsito
de agridulces contrastes
allí, entregada al desdén
al oficio de ovillar
con los hilos del tiempo
lo que apenas ya queda
en el oculto telar de los ensueños.
Ajena a toda ingravidez
péndulo herido, sin fechas
células sin substancia
ateridas moléculas
que dejaron de ser
energía vital. Su pensamiento.
"El Diario de una Loca"
que apenas se sonríe
hila sobre la plataforma
del perímetro aquél
de opuestos fuselajes
metafísicos apuntes
del estar de una queja.
Indolente y tenaz, sin prisa
tiempo y espacio, los puntos
suspensivos nos substraen
y vemos el cromado perfil
de tus ideas, saturadas
de néctares supremos
corazón de una rosa
convertida en diadema.
"El Diario de una Loca"
es el reflejo impar
de haber vivido el sustantivo
epígrafe de un valladar
de complicados sueños
Aida Meléndez Sepúlveda
Dios bendiga tu estrella.
Ya licuado con el Oro
con el Bronce y con la Plata
se hace llama, se hace verso
circundando las esferas
tras el vuelo de las alas ...
Con heráldico decoro
fragmentado pensamiento
se desprende, toma vida
mas baldío es el intento.
Rueda y cae sobre el pétalo
violáceo convertido en una lágrima.
Como un bálsamo de gracia
del bautismo saturado
reverbera un sol naciente
ya fundido en regio broche
iniciales con el Oro
con el Bronce y con la Plata.
Anillando los espacios
se hace eco el sublimado
despertar de una mañana.
Dos anuncios siderales
dos letargos que se fueron
al estreno de una Danza.
La más bella del conjunto
se interpone flagelando
la caricia desairada.
Es el signo de los Dioses
es el rudo torbellino
de la noche donde muere
la más bella de la danza.
Todo un marco Alucinante
enjoyado de zafiros y esmeraldas.
El amor se hace un conjuro
van sumando los minutos
y midiendo la distancia.
Ya repican las armónicas
campanadas de los templos.
Ondulando van los cisnes
marcan notas del compás
de un Preludio Alucinante.
Ya licuado con el Oro
con el Bronce y con la Plata.
La caricia suave y fría
de terrible sombra vaga
perfilando la silueta
inconmovible de la Parca.
Un Monólogo se escucha
dilación de cuerpo y alma.
Se hace densa la jornada
el marasmo de las horas
es la voz de quien predice
ver Lanceros en la noche
con sus flechas esmaltadas.
Y navegan insondables
pensamientos, las cabriolas
ya se nutren de los fúlgidos
empeños, entre blondas azulinas
como bellas filigranas los Poetas
lira en mano van firmando
el decir de sus poemas.
Se diluye en llamaradas
y termina el Interludio
de aquel beso Alucinante
ya licuado con el Oro
con el Bronce y con la Plata.
La voz se fuga del sonido
y queda la oquedad de vivir
frente al espacio enrejado
sin una puerta lateral, al sueño.
Allá los rosales perfuman
las cuatro estaciones marcando
las vigilias de los doce meses
contrapuntos del tedio
cubriendo los óleos
meditabundos del silencio.
Atrás queda el castillo
del húmedo extravío
de un amor sin respuesta
para un nidal de sueños.
Alerta vuelan los gorriones
y picotean las fracciones
sonámbulas del miedo.
Denso espejismo de la noche
De un desolado invierno.
Era mucho pedirle
al triángulo del tiempo
algo mayor al equilibrio
de mis propias fuerzas.
La noche iba anillando
sus ávidos luceros
y un resplandor extraño
envolvía a la luna.
Precisaba un espacio
para medir la latitud
de las paredes del silencio.
Diferente quehacer
diluía mis sueños.
Caían a mis pies
finas hebras de plata.
Tránsito doloroso de la Parca
sostenía dos alas
y comprendí, en un instante
que aquella vaga sombra
marcaba un derrotero
la infinitud sombría
del triángulo del tiempo.
Más allá de su guarida
quiso un águila volar.
Voló tan alto, tan alto
que no pudo regresar.
Caracola de la bruma:
¿Dónde el águila estará?
Pasó la noche sombría
densa como la maldad.
Contraste de su negrura
¿tú la viste regresar?
espiral de su locura
esférica vaguedad
con las alas en porfía
un astro puede dañar.
Afinada simetría
raudo vuelo celestial
su graznido me ha dejado
el eco de su ansiedad.
De sus alas una pluma
se vio descender al mar.
Haré sonar los cascabeles mudos
las campanas dormidas de los pueblos
limpiaré el ojo ciego de los pozos
haré cimbrear el horizonte.
Haré cantar a los pájaros ocultos
a la visión del mundo ...
Le daré libélulas doradas
a la cantera virgen de la rosa.
Haré decapitar las negras mariposas
frente a un alba de soles
haré danzar sobre el silencio
la última ballerina del sueño.
Caerán sus velos de muselina
oficiando el devenir de una primavera
capaz de estremecer la sensibilidad
semidormida de mi isla de sol.
Haré que tú me escuches
desde el estrado de tu maldad
y tú altivo y soberbio
no contestarás a esta pregunta.
¿De qué maléfica incertidumbre
pudiste sembrar sobre mi isla
el tubérculo del comunismo?
Haré que tus barbas se conviertan
en púas ensangrentadas
el fardo de tu propio equipaje
arderá en una pira fantasmagórica.
Haré que la noche de tu muerte
no haya cementerio para tu materia
tendrás que morir picoteado
una y otra vez por los buitres.
Entonces será el principio
de una jornada diferente
Mi Isla de Sol, desplegará
a los cuatro puntos cardinales
la apología de su Libertad.
Llegó de noche el artista
el que debía cantar
la balada "de la culpa".
que no llegó a terminar.
Cantó dulce como el vino
dulce uva que al brotar
deja en los labios el éxtasis
de embriaguez para besar.
Toda la noche cantando
mirando en torno pasar
gaviotas que son los signos
medulares de la mar.
Llovía fiesta de mayo
y el artista sin hablar
cantaba, sólo cantaba
un ritornelo al azar.
Le escuchaba conmovida
clavó sus ojos en mí.
La niña de aquellos ojos
dos relámpagos de cielo
sereno mar de zafir.
Al llegar la hora del alba
terminaba aquel festín
se fue el artista cantando
la balada "de la culpa"
que yo sólo comprendí.
Cenizo quedó detenido
en un espacio de tiempo
circundado por líneas
simétricas que hacen posible
ver la figura de Cenizo.
El claroscuro de una lámpara
nos sugiere que ha quedado
sujeto de un péndulo. El Pintor
trasponía su idea para que fueras
El Abanderado entre todos.
Luz de luces, en un parámetro
donde el artista dejó plasmado
el abstracto sentido de lo bello.
Enigmática corola dejó caer
sus pétalos en cada uno
de esos cuadros, Cenizo se yergue
sosteniendo una cuerda de oro
para el horario de su tiempo.
Su corazón es invisible, de ahí
emana la grandeza del Pintor.
Cenizo nos saluda y nos dice:
Soy El Abanderado entre todos.
Doy testimonio del amor y tengo
la agonía del cisne con mi canto
por esa sinrazón sigo el encanto
moribundo dolor que yo mantengo.
Una cuerda ilusoria yo sostengo
al desafío de este amor, por cuanto
se eclipsa mi razón y todo es llanto
tránsito de un esquema del que vengo.
Mis noches han perdido su embeleso
una visión me dice: aquel beso
que se quedó en la llama detenido.
Mañana no lo sé, será indiscreto
señalar a ese necio y mi secreto
en la ruleta del amor perdido.
La pupila quedo allí
sujeta al hilo del viento
en raudos giros persigue
la plataforma de un sueño.
Quedó allí con transparencia
de sublimes embelesos
verdes espejos del mar
con anclajes de un gran sueño.
Esperando el festival
de las gaviotas en vuelo
se hizo levedad en ondas
tras la porfía del tiempo.
Se escucha un eco que dice:
El mar se viste de duelo.
De la pupila, una lágrima
sujeta al hilo del viento.
I
El eco desprendido de la última escala
agrieta la hojarasca y forma remolinos.
Las arañas comprueban su latitud y piden
el embrión de clepsidras
para nutrir sus vientres y suavizar sus telas ...
Después de un grito agudo
desprendido del péndulo
sangrante de los vientos.
Llega el eco sonámbulo
a las torres esféricas
donde anidan los buitres
que apresan jubilosos
la cicatriz octava del delirio.
Sin pétalos propicios
para esperar el alba
nupcial de los desvelos.
Omega llora y llora
al morir de un colapso
la voz de los deseos.
Y sus lágrimas dejan
la profunda fatiga
del eco de homicidas
sentados en el vórtice
central de las centellas.
El eco va dictando imperiosas sentencias.
Fláccidos y aturdidos
los poetas marcados reciben el azote
de un preludio imprevisto
con derrumbe de estrellas.
Destierro de inclemencias verticales
sombras inexistentes
coral de almas en pena.
Las cítaras y oboes y las arpas enfermas
se apoderan del canto de las liras brillantes
y un sugestivo vuelo de libélulas
descorre la neblina sombría del ocaso.
Odas y madrigales, romances y sonetos
del polvo de la llama se alimentan de nuevo.
El germen de corolas fecundadas por siglos
revive bajo el soplo magnético y esférico.
Las octavas reales y líricos hexámetros
trazan la apocalíptica gravedad del silencio;
espinelas y rimas nos señalan sus metros.
Surge del horizonte su oriflama;
alucinante sueño se revela
el manto de la excelsa Poesía
triunfal y soberano se conserva.
II
Patriarca venerado por tus hijos poetas
reafirma tu estructura de gigante:
en tu verbo de amor late la vida
principio y fin de tu verdad intensa.
Déjanos escuchar el monorritmo
del corazón azul de las Nereidas.
Márcanos el lugar donde Afrodita
se coronó las sienes con estrellas.
Déjanos penetrar en tu recinto
y tallar los diamantes de tu estela.
De tus vergeles la amalgama virgen
afelpados capullos de reseda.
No nos dejes caer en cosas vanas;
inyéctanos la sabia de tus venas.
Los grandes precursores de tu lógica
lograron tus coronas de laureles.
Descífranos el nombre verdadero
de la Odisea cumbre que aún te sueña.
Tú, Poesía, corola que no muere
retírales tu lira a los innobles
los que no sienten tu verdad suprema.
No dejes destruir tus bellas torres
dales filo de luz a tus saetas
y haz girar en tu pulso meridiano
los astros que te asisten
estrellas que titilan y te besan.
Comunión de la rosa con el vino
sobre el blanco mantel para tu mesa.
III
Un gravitar de olas de fermentados ácidos
vicia el olfato único de la nariz nuclear.
Ya los ovarios vírgenes fecundan su energía
y en átomos geométricos se lanzan a emigrar.
Son hijos de la física y hermanos de la química
lactantes de los gérmenes que incuban lo fatal
hectárea de una lágrima con levedad de alas
resortes invisibles que nos hacen pensar ...
Surgen de lo infinito y sus bandas cilíndricas
son ejes medulares de un ritmo sin igual.
De la gran nebulosa de las altas alquimias
el sándalo y el éter se vuelven a licuar.
¡Oh, ruiseñor homérico, con tu violín de oro
de cuerdas sensitivas que te hacen preludiar
conforta nuevamente la pura Poesía
la absoluta rapsoda surja como la Ondina
de las sutiles ondas del sugestivo mar!
El eco desprendido de la última escala
reafirma las vigencias ancestrales
Ave Fénix suprema, matizado quetzal.
Aguila de las cumbres, zunzún de la enramada
que invaden la belleza del mundo terrenal.
Tú, Poesía, corola que no muere
ofrécenos tu lámpara votiva
tu perla, tu coral, tu rosicler, tu nácar
tu pulcritud divina, que al alba da palomas
y a la tierra el milagro de la fecundidad.
Tú, Poesía, corola que no muere
anúnciate en el canto de tu brillante lira
con la diadema olímpica de tu verso triunfal.
La exposición estaba señalada para las nueve de la noche. El público, expectante, contemplaba los introvertidos reflejos ultravioleta de aquella plasticidad indefinida. Cuadros surrealistas; los pintores noveles, en silencio observaban la expresión de los visitantes.
Yo, frente al oropel de aquellos lienzos, anotaba en mi agenda el oculto sentido que me transmitían. El titulado Vacío me hizo estremecer; unos dientes cayendo al brocal de un pozo, unas manos huesudas tratando de sujetar unas agujas muy largas, como si quisieran tocar el cielo, sobre una cabeza indefinida una peineta sujetando un moño gris.
Fui a la búsqueda del autor de ese cuadro y sin vacilar le dije:
-Joven, éste representa la muerte de la abuela. Las agujas los años vividos, los dientes el enigmático sueño hacia la eternidad.
El joven, muy emocionado estrechó mi mano, diciéndome:
-Gracias, ahora sé que puedo seguir pintando. Mi cuadro ha logrado el análisis perfecto de su razón y contenido.
Acerado golpe, anclas sin reserva
porfías y retos, insondable y único
titán de las luchas, un mar con espuelas.
Pulsando el insomnio.
Fugas sobre fugas, heraldos sin fechas
son los vencedores de regias batallas
insignias, trofeos, luces de Bengala.
Pulsando el insomnio.
Suma del delirio, fuerza de las alas
cóndores que anidan en torres muy altas
esferas del tiempo, señales y lágrimas.
Pulsando el insomnio.
Sortilegios vanos, columpios de espuma
la noche en su acervo y el día en sus brumas
delirantes cruzan corceles sin bridas.
Pulsando el insomnio.
Llegan con acordes de raros sonidos
las fustas del viento son silbos sin tino
cansancios que inspiran los fuertes latidos.
Pulsando el insomnio.
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Bildmaterialien: Una dama que escribe una carta y su sirvienta, por Jan Vermeer (1632-1675)
Tag der Veröffentlichung: 18.12.2013
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