Paréntesis para el dolor
Título: Paréntesis para el dolor
Autor: Concepción Liébana García
Publicación: Febrero 2013
Todos los derechos reservados
Cuando menos te lo esperas
Cuando menos te lo esperas el corazón te da un vuelco dentro del pecho. Y en ese preciso momento te mira; es entonces cuando te das cuenta que sólo acaba de empezar.
Puede darte más de lo que imaginas y… más de lo que mereces. Podría romperte el corazón en mil pedazos, pero sabes que no lo hará. Es esa clase de persona que siempre has deseado encontrar y de repente un buen día ocurre. Crees que es un sueño porque resulta ser algo demasiado bueno, demasiado perfecto. Hace que todo sea más fácil con su sola presencia. Sabes que pase lo que pase, seguirá en tu mente al final del día, y es entonces cuando empiezas a preguntarte si has conocido el cielo antes de tiempo. Yo lo he hecho, porque en mi camino se cruzó el más hermoso de los ángeles. Puede que no sea un ser divino, pero es lo más parecido que jamás podré encontrar aquí. En definitiva, creo que puedo sentirme afortunada; mucho más que eso. Su compañía constituye todo un paraíso en esta tierra firme.
Si a ti te duele, a mí me mata
Nadie quiere sufrir, y está claro que nunca he querido que me hagan daño, pero si a ti la vida te golpea, también me golpea a mí. Si tú sangras, yo también lo haré, y si lloras, ten por seguro que derramaré un mar de lágrimas. Pero a fin de cuentas te has convertido en todo lo que soy, y en todo lo que da sentido a mi vida. Puedes pedirme que sea invencible, y lo seré si no te apartas demasiado, pero eres mi "talón de Aquiles" y no puedo hacer esto sin ti. No puedo vivir por el simple hecho de respirar. Necesito un motivo que sea lo suficientemente bueno, y créeme que lo encuentro cada vez que descubro una y otra vez lo enamorada que estoy de tu sonrisa. Pueden herirme de infinitas maneras, pero jamás consentiré volver a pasar por aquello. No permitiré que te arranquen de mí sin preguntarme antes si es eso lo que quiero. Yo te necesito, porque me mantienes pegada al suelo al mismo tiempo que me descubres el cielo. Ya sé andar sobre las nubes teniendo los pies en la Tierra. Te protegeré siempre que pueda, porque nunca tendré una posesión tan valiosa como tú. Nada ha de dolerte, ni siquiera yo. Si a ti te duele, a mí me mata, ¿lo entiendes?
Quizá me engaño demasiado
Espero que llegado el momento, no me pidas que te mire con otros ojos, porque me conozco lo suficiente como para saber cuándo quiero de verdad, y te aseguro que no podré hacerlo; no podré hacer como si nada pasara, porque te aseguro que no sé cómo pasó, pero de eso hace ya un tiempo y no pienso agachar la cabeza. Para qué decirlo si nadie me escucha; agradezco cada segundo de silencio que me das. Porque eres tú, y ahora lo sé. Hace mucho que dejé de buscar escusas tontas para que no me importaras, pero eres imprescindible. No sé si debo creer en el destino, pero sea lo que sea sé que existe algo. Quizás me engaño demasiado cuando por un momento me dejo llevar por la estupidez que me aprisiona la mente e imagino una remota posibilidad de que sea algo recíproco. Puedes llamarme loca sí así lo deseas, pero a veces tengo la certeza de que sientes algo. ¿El qué? no lo sé. Hablas entre líneas: ni poco ni demasiado, así que aquí me tienes otra hora de otro día que pasa de largo, preguntándome lo mismo. Las palabras siempre mienten, pero la mirada tiene la virtud de no hacerlo nunca. Quiero creer que tus ojos intentan engañarme, porque tienes miedo de admitir la verdad aunque en el fondo lo sabes tan bien como yo. Quiero creer que guardas ese secreto que nos une sin tan siquiera saberlo. ¿Crees que no tengo miedo a opiniones ajenas? Por supuesto que sí, pero más me asusta dejarte. No creas que guardo silencio a todo lo que me preguntan por pura casualidad. Pueden decirme que tengo el corazón abandonado, pero tú vives en él. Me duele que pongan en duda lo que puedo llegar a sentir. He querido muchas veces y cada una de forma distinta. Nombres e historias que no van a borrase. Cada cual con su pasado, pero te aseguro que quiero un presente contigo. Prefiero que sigan creyendo que soy alguien sin corazón, cuando la verdad es otra. No tienen ni idea de lo que ocurre dentro de mi cabeza. Si alguien debe saberlo eres tú: te quiero, aunque creo que de alguna forma ya lo sabes. Nunca he dicho lo contrario. Si algún día tienes el valor suficiente para preguntármelo, te aseguro que tendré el mismo valor para decirte la verdad. A ti, y sólo a ti.
A mi corazón le diste de lleno
Creía que a cada respuesta le correspondía una pregunta.
Dime conciencia, ¿por qué me siento como nunca?
No quiero pedirte disculpas,
trato de entenderlo, pero siento que me asusta,
no puedo evitarlo, te quiero, me gustas.
Desatas la tormenta perdida en este naufragio,
apagas las luces cuando se baja el telón del escenario.
Decir cuánto me importas con cada letra del abecedario,
contigo serían especiales todos los días del calendario.
Amor tenía otro nombre, hasta que de pronto apareciste,
me paso las horas pensando y aún no sé lo que me hiciste.
Esa forma de mirar y de sonreír que hace que viva en una nube,
desear volver atrás para recuperar todo el tiempo que no tuve.
Me di cuenta tarde, sin antes apreciar lo que tenía delante,
¿cómo decirte ahora que eres lo más importante?
Cada detalle y cada gesto me recuerda a ti,
en cada calle busco un pretexto para pensar en un sin fin.
Todo se ha acabado, y no sabes cuánto sufro,
oír tu nombre en mis latidos del corazón cada vez que lo escucho.
Has cambiado mi vida por completo,
porque mi corazón estaba en la diana y le diste de lleno.
Te quiero porque te quiero
Te quiero así de fácil, porque quiero,
para quererte, toda vida es corta;
si lo sabe todo el mundo que importa,
de entre todos sólo a ti, quien prefiero,
Porque a veces sin darme cuenta, hiero.
Pedazo de cielo que tú recortas,
sangre de luna fluye por la aorta,
corazón débil que se vuelve fiero.
Mi vida en tus manos, cuelga de un hilo,
contigo siempre que yo te recuerde,
marcas el eco de mí a tu estilo.
Rabia fugaz a tu recuerdo muerde,
rozando el límite, estoy en el filo,
porque la esperanza viste de verde.
Sin ti, sin mí
Te miro, puedo sentir tantas cosas,
tu recuerdo me persigue adónde voy,
y no es lo que tú das si no lo que doy,
reflejo de imágenes tan preciosas.
Sentir la luz de lágrimas odiosas,
vivir en el pasado a día de hoy;
encuéntrame porque no sé dónde estoy,
arráncame la vida, flor de rosas.
Desde que te fuiste soy un tormento;
pequeña muñeca de porcelana,
entre el tiempo no encuentro tú momento.
En tu ausencia despierto encarcelada;
sin la felicidad, impedimento,
porque desde que no estás, no soy nada.
No te reconozco
Me despierto entre susurros que no sé si conozco,
te veo a mi lado, pero no te reconozco.
Hiciste felices mis días pasados
y no sé cómo podría agradecértelo,
y aunque nunca lo supiste confía en mí, puedes creértelo.
Quiero encontrarte en tu mirada pero no puedo hacer nada para que me reconforte,
ver mi día teñido de gris y que a nadie le importe.
Siento añoranza por esos momentos que siento perdidos,
esos en los que creía que tu corazón y el mío compartían el mismo latido.
Notar tu respiración de manera momentánea,
y sentir que te perdido de forma casi instantánea.
No eres tú, si no lo que vive dentro de mí,
si me hubiesen preguntado antes diría que la felicidad la tenía junto a ti.
Ahora no sé ni lo que siento,
no sé si digo la verdad cuando callo o cuando miento.
Tanto que decirte pero no me ha dado tiempo,
el sentimiento se evapora,
no te recuerdo como antes con el paso de las horas…
Siento miedo, inseguridad y el momento de la despedida se acerca,
porque antes creía que moría si no te sentía cerca.
Pero hoy no tengo ni idea,
no sé lo que sentirá este corazón cuando de nuevo te vea.
Si tengo que olvidarte que así sea...
No quiero más cicatrices en este mapa con tantas directrices.
Me escondí tras una máscara tras conocerte,
y ahora me descubro porque no sé lo que siento si tengo que perderte.
No sé si es la rutina o el paso del tiempo impasible,
pero recuperar lo pasado sé que es imposible.
Antes lo veía todo tan claro y se ha vuelto invisible.
Recuerdos que pase lo que pase sé que no caerán en saco roto,
quedarán inertes en algún rincón remoto.
De mi existencia y de todo lo que soy;
fuiste todo mi pasado pero no te siento a día de hoy.
Gritaría todo lo que me mata
Puedes preguntarme un millón de veces si te quiero; yo lo negaré absolutamente convencida, sabiendo que mi interior alberga una respuesta totalmente opuesta a la que pronuncian mis labios. Cerraré los ojos por un instante, y al abrirlos evitaré buscarte con la mirada, sabiendo que es muy probable que estés esperándome para averiguar si lo que digo es realmente cierto o si me escondo tras una mentira que evidencia que lo que siento día a día se vuelve grande, tan inmenso que a veces siento miedo de sentirte cerca, a mi lado... Aparentemente no tenemos nada que decir pero sí todo por hablar. Siempre procuro perderme porque tengo la seguridad de que llegarás para encontrarme, porque al fin y al cabo eso es lo que haces siempre: encontrarme y dar un significado a esta existencia denominada vida. Hay momentos en que me siento tan confusa que gritaría todo lo que me mata; pero reacciono a tiempo y sé que eso no serviría absolutamente para nada. Miro hacia atrás y aún me sorprendo de lo que siento, siendo consciente de que todo esto surgió de la nada, porque nunca estuvo planeado, y parece que yo misma fui la última en enterarme; en saber que te quería. Y lo pasado, pasado está, y entiendo que no volverá. No puedo cambiar mis emociones o sentimientos, así que aquí estás tú: en este momento de la vida y bajo esta forma que ilumina mis diminutos pasos, haciéndome empequeñecer pero al mismo tiempo logrando que crea que puedo ser alguien; no alguien que está de paso, si no alguien capaz de dejarte huella. Conseguir que pienses en mí de vez en cuando, que te intereses por lo que hago, con quién estoy, o simplemente, si yo también estoy pensando en ti en el mismo momento en que tú lo haces. No sé, hay demasiadas cosas que aun no entiendo, y aunque a veces me pierdo irremediablemente en el trascurso de los días, añoro encontrar algo de significado en todo lo que me está pasando. No quiero despertarme de nuevo sabiendo que esto no es nada más que una función terminada antes de tiempo y cuyo telón no volverá a abrirse.
Olvidarte fue imposible
Nunca pude controlar el pasado y nunca podré saber qué ocurrirá en el futuro, pero sí que puedo controlar este instante porque forma parte del presente, y ahora elijo quererte. Puedo decirte que lo haré para siempre, pero no quiero empezar nuestra historia con una primera promesa que quizás no pueda cumplir. Quiero llenarte los días más cercanos con sonrisas y demostrarte lo que siento con miradas que lo digan todo. No quiero estar atada a los segundos de ningún reloj; quiero ser yo misma y crear nuestras propias reglas que no estén sometidas a ninguna medida de tiempo. Espero poder despertarme cada nuevo día creyendo que es el primero de nuestra vida, con la inocente sensación de no ganar nada para así evitarme la desazón de haberlo perdido. La vida nos endulza con cada nueva oportunidad que nos brinda, y tú te has convertido en una de ellas. No quiero saber si funcionará o si me he vuelto a equivocar. Cada amor es diferente, y desde luego no te pareces a nada que haya visto jamás. Ahora eres tú, y como he dicho antes, ahora elijo quererte, en este preciso momento.
Tan sólo tú
Eres lo que más quiero en este mundo, nunca la dudes,
me haces volar sin tener alas y alcanzar las nubes.
Quise parar el tiempo y estar entre tus brazos,
perderme en tu piel y despertar en tu regazo.
Lo mejor de mi vida es saber que tú me quieres,
te quiero por todo, por ser como eres.
Después de tanto soy yo la que te merece,
aunque haya dolor, eres tú quien prevalece.
Otros labios y otros ojos podrán darte algo nuevo,
pero nunca verás en ellos un te quiero, al menos no tan sincero.
Me conformo con saber que lo he intentado todo.
Puedes llamarme cobarde, me mentí a mí misma creyendo que sería tarde.
Tarde para decirte lo que siento, si digo que no te quiero sabes miento.
No tengo miedo a nada excepto de perderte,
y ahora sé que nací para quererte.
Dos corazones que laten al mismo tiempo, no importa cuándo ni dónde;
miles de palabras en las que sólo busco tu nombre.
Y no me importa que pueda pasar mañana,
sólo quiero recordar cada instante en mi alma.
Lloraré por perder, pero no por no intentarlo,
tú eres mi sueño y vivo por alcanzarlo.
Quizás vuelva a querer eso nunca se sabe;
te di mi corazón y sólo tú tienes la llave.
Sólo tú reflejo está envuelto en oro, y tu sonrisa es de plata,
solo tú haces que lata este corazón escarlata.
Sé que no es un error, que estoy en lo cierto,
eres lo más especial cuando despierto.
Porque sueño que vivo a tu lado y vivo soñando contigo,
no quiero despertar sin saber que este sueño se ha cumplido.
Eres el susurro que necesito cuando grito, el delito que no siempre evito.
Puedes creerme, estaré contigo siempre aunque no puedas verme.
Siempre, a cada segundo, aunque mis consejos suenen mudos,
aunque en tu garganta sientas un nudo,
aunque la tristeza no te deje ver, siempre estaré contigo en este mundo.
Vivo siempre a tu lado sin estar contigo, como duele quererte y que tú, no sientas lo mismo.
Felicidad con nombre propio
Escribí para encontrarte, para darle significado a mi vida,
a cada uno de mis días y para demostrarte,
que puedo nombrarte en cada folio,
porque sé que eres tú,
cielo azul, ángel y demonio.
Puedo describirte todos los sentimientos menos el odio,
porque ahora sé que la felicidad tiene nombre propio.
Guárdame un secreto
Podía sentir su respiración junto a la mía, compartiendo un mismo latido.
Mi corazón gritaba su nombre. Sus ojos lloraban, al comprender que aquel cuento de hadas llegaba a su final. No existen los finales felices, al menos el mío no fue así. Aquella sería la última vez que tocaría su piel, la última vez en ver mis ojos reflejados en los suyos... En definitiva, la última vez que volvería a verle. Quería confesarme algo. Unas pocas palabras llenas de significado. Se acercó a mí.
—¿Te cuento un secreto?
Asentí en silencio. Sus labios susurraron algo en mi oído.
—Te quiero, y voy a hacerlo durante el resto de mi vida, pero necesito pedirte un favor.
—Lo que sea —dije.
— No se lo digas a nadie.
Se alejó despacio, perdiéndose entre la niebla. ¿Después? Una infinita calma. Sabía que me quería.
Palabras mudas
Insistí en desistir, y por ello dejé de buscar razones; para qué intentar no quererte, siendo tú la mejor de las opciones.
Soy quién te conoce, tu pequeña cenicienta que se fue al llegar las doce.
En tus ojos se adivina un próximo eclipse; metáfora incomprendida para oídos de otra estirpe; eres melodía central en esta constante elipse, no hay razón convincente para a ti resistirse.
Verte llegar como si nada, acelerando mi pulso, volviéndome inestable, más incluso. Sabiendo que soy libre pero con un corazón recluso.
Estoy encadenada a cada uno de tus ritmos, y no hay razón para arrepentirme, eres paraíso en esta tierra firme, solución para este complicado algoritmo.
Despedida
Nada es lo mismo, ni tampoco quiero que lo sea,
para que mentir a mi conciencia,
puede que ni yo misma me crea.
Te he querido tantas veces, y cada una de forma distinta,
he malgastado tiempo, y demasiada tinta.
Y te das cuenta cuando creces,
cuando todo retrocede.
Caí, perdí, infeliz me sentí,
buscando una respuesta que no aparece.
Búscate una vida que no mereces.
Ya nada concuerda por falta de costumbre,
fuiste la última pieza para componer este puzle.
Fuiste capaz de aprovecharte de mi ignorancia,
cegada y atrapada tras unos ojos incapaces de ver nada.
Sentir tu fragancia y sentir que tu vida está compartida,
no por derecho sino por hacer sangrar la herida.
No sé si me quisiste o simplemente fue un juego,
ahora entiendo cuando dicen que te quemas si juegas con fuego.
Mi corazón latía siempre teniéndote presente,
ahora que puedo ver será un asunto pendiente.
Te quise con locura, qué más puedo decirte,
dar las gracias al cielo porque existes.
Mentira
Y siempre que un amor falla, nos hacen creer que otro mejor llegará; que el que terminó era defectuoso por alguna incomprensible razón y nos excusamos diciendo que nos merecíamos alguien mejor, pero lo cierto es que cada nombre que atraviesa el corazón permanece en el recuerdo por algún motivo, cuyo significado revela una verdad absoluta: siempre consideraremos a la persona presente como la más perfecta hasta la fecha, pero ignoramos el hecho de que repetimos el mismo proceso con seres distintos. Lo que olvidamos mencionar es que siempre tenemos la esperanza de que ese amor sea el definitivo, pasando por alto que siempre consideramos a todos y a cada uno de nuestros amores como el más perfecto, hasta que deja de aportarnos lo que nos mantiene con vida y buscamos de nuevo en otros ojos lo que no han sabido darnos los que mirábamos hace tan sólo un momento.
Y pensar que podrías ser tú
Y pensar que podrías ser tú;
la sola idea me estremece.
Y por imaginarlo tantas veces,
conviertes mis sombras en luz.
De mi vida eres la cara y la cruz;
amanecer en la noche pareces,
dibujas mi sonrisa si apareces,
eres la cúspide del sentido común.
Sin saberlo eres mi mayor deseo,
te has convertido en supremo índice,
ruego tu sueño cada noche a Morfeo.
Insisto en olvidarme de un límite,
Este corazón confía en lo que veo,
porque de mi felicidad eres artífice.
Mientras existas, soy
Reservaré todo el tiempo venidero para encontrarte; porque si tú faltas me siento perdida.
Renunciaré a esos días que el cielo pueda otorgarme, porque sin ti no podría llamarse vida.
Pongo énfasis en no sentir desprecio por mi silencio; y es que me mata saber que tu mirada es lo que más aprecio. Me haces vivir sensaciones que no tienen precio, poniendo nombre a este corazón que sigue siendo necio.
Ser protagonista de cuentos sin finales, máxima guardiana de tus puntos cardinales.
Presente en mis constantes vitales, marcadas para siempre en mi piel, tus iniciales.
Ahora eres tú
Nunca pude controlar el pasado y nunca podré saber qué ocurrirá en el futuro, pero sí que puedo controlar este instante porque forma parte del presente, y ahora elijo quererte. Puedo decirte que lo haré para siempre, pero no quiero empezar nuestra historia con una primera promesa que quizás no pueda cumplir. Quiero llenarte los días más cercanos con sonrisas y demostrarte lo que siento con miradas que lo digan todo.
No quiero estar atada a los segundos de ningún reloj; quiero ser yo misma y crear nuestras propias reglas que no estén sometidas a ninguna medida de tiempo. Espero poder despertarme cada nuevo día creyendo que es el primero de nuestra vida, con la inocente sensación de no ganar nada para así evitarme la desazón de haberlo perdido.
La vida nos endulza con cada nueva oportunidad que nos brinda, y tú te has convertido en una de ellas. No quiero saber si funcionará o si me he vuelto a equivocar. Cada amor es diferente, y desde luego no te pareces a nada que haya visto jamás. Ahora eres tú, y como he dicho antes, ahora elijo quererte, en este preciso momento.
Segundas oportunidades
Debes creer en las segundas oportunidades. No es malo decir te quiero a más de una persona; todos somos distintos y evolucionamos a lo largo de la vida. Nada permanece igual que antes. Nos empeñamos en encontrar a la persona perfecta, sin darnos cuenta de que nunca seremos capaces de dar con ella simplemente porque no existe. La felicidad es efímera y hay que conservarla el mayor tiempo posible; da igual en que forma la mantengamos. Las almas gemelas pueden disiparse y volverse a reunir. Nadie puede afirmar que alguien será siempre el amor de su vida; la vida cambia y también lo hacen las personas que dejan huella en ella.
Tiempo al tiempo
No importa lo que hagas, ni lo que decidas hacer; el tiempo nos enseña que una vida puede carecer de significado si no empleamos cada minuto de nuestra existencia a inmortalizar el presente. Porque al fin y al cabo, con el paso de los años lo único que nos queda son pequeños trazos de lucidez a los que llamamos recuerdos.
Elige
Te vas con ella sin importarte lo más mínimo lo que suceda,
y lo que no sabes es que ella en tu vida no fue la primera.
Que ocupa mi puesto es lo que cree;
estamos compitiendo por algo que ni siquiera puede ser.
Luchando por ti que ni siquiera lo mereces; me mientes siempre.
Ya lo has hecho demasiadas veces;
no estés con las dos porque yo no soy ningún juguete.
Si con nuestras lágrimas tú te diviertes...
Ya no vales la pena;
Porque aunque vemos seguimos estando ciegas.
O conmigo o con ella;
piénsalo pues para ti las cosas son fáciles,
pero para nuestros corazones no, porque son frágiles.
Si piensas que eres feliz, no es así, pues aunque no lo creas destrozas
a dos personas que ahora están llorando por ti.
O ella o yo, no podemos ser las dos.
Tenlo claro, a quien elijas procura no hacerle más daño.
Quédate conmigo
Cae la tarde y la noche empieza, yo te miro y tú estás tan cerca.
Las luces ya no alumbran, pero eso ya no importa,
sólo quiero hacer toda una vida de esta noche tan corta.
Tu alma respira junto a la mía, y tu corazón se hace mío,
no importa este invierno, ni este frío.
Noto tu silueta, si me lo pidieras sería tu marioneta.
Hago caso a todo lo que me dices, tú das cura a todas mis cicatrices.
Eres mi horizonte, incluso cuando estoy sin sentido tú me haces encontrar el norte.
Si existe la perfección tú eres lo más parecido a ella,
si estás a mi lado eres mi mayor estrella.
Has sido el motivo de muchas lágrimas,
pero todo cambia porque estás aquí, entre mis sábanas.
Es un cuento de hadas que ojalá pudiera ser eterno,
soy la sombra de tu voz gritando desde lejos.
Sonríes y tiemblas entre susurros,
sabes que cada beso de mi boca es tuyo.
No hay palabras para describir todo lo que estoy sintiendo,
estabas escondido hasta que al final te encontré;
hoy somos personas distintas buscando un mismo por qué.
Y me doy cuenta, contigo estoy dispuesta,
porque después de tantas preguntas tú eres la mejor de las respuestas
Y quiero decirte tantas cosas,
que te quiero y te necesito,
y te amo sin medida.
Tú eres el infinito y si existo,
es para darte toda mi vida.
No te alejes, no me dejes.
Porque haré hasta lo imposible para lograr que te quedes,
y te quiero más y más mientras veo cómo duermes...
Quererte tanto y a cada hora, aunque ahora esté sola.
Extrañar cada parte de tu piel y de tu sombra.
Saber qué es lo que piensas incluso cuando callas,
pedirte que te quedes y que por favor no te vayas.
Saber que existe el cielo porque hoy puedo mirarte,
y siento que te quiero porque siempre olvido olvidarte.
Tú eres mi destino, por quién yo vivo,
por eso te susurro al oído:
Quédate conmigo.
Lágrimas caen por tus mejillas y pregunto por qué lloras,
tú respondes que nada más importa, sólo estas horas.
Que procure no olvidarlo, y que siempre lo recuerde
yo prometo no fallarte y quererte para siempre.
Ya es media noche, son las doce,
eres quien mejor me conoce.
Tu cuerpo tiembla y yo te abrazo,
cuando esto acabe sabré que mi corazón se ha hecho pedazos.
Pero intento ser fuerte y no soltarte,
que los segundos no se escapen y sirvan para amarte.
Te has convertido en todo lo que me sustenta, en mi refugio,
mis ojos han llovido tanto por querer ser tu diluvio.
Ser tu otra mitad que te complementa,
contigo mi ser está completo,
puedo nombrarte con cada letra del alfabeto.
Eres mi paraíso, mi ángel,
haces que todas las tristezas las deje al margen.
Estoy rezando para que el final de este momento nunca llegue,
que seamos sólo dos entre estas cuatro paredes.
Que no soy nada sin ti,
hoy doy las gracias por saber que estas aquí.
Si no te hubiera conocido ahora no tendría que olvidarte,
porque ya se acerca la hora en la que tienes que marcharte.
Por qué existe el tiempo si me está matando,
por qué el amanecer te arrebata de mis manos.
Los rayos de sol aparecen por la ventana,
ya eso otro día, ya es otro mañana.
Y quiero decirte tantas cosas,
que te quiero y te necesito,
y te amo sin medida.
Tú eres el infinito y si existo,
es para darte toda mi vida.
No te alejes, no me dejes.
Porque haré hasta lo imposible para lograr que te quedes,
y te quiero más y más mientras veo cómo duermes...
Quererte tanto y a cada hora, aunque ahora esté sola.
Extrañar cada parte de tu piel y de tu sombra.
Saber qué es lo que piensas incluso cuando callas,
pedirte que te quedes y que por favor no te vayas.
Saber que existe el cielo porque hoy puedo mirarte,
y siento que te quiero porque siempre olvido olvidarte.
Tú eres mi destino, por quién yo vivo,
por eso te susurro al oído:
Quédate conmigo.
No se lo digas a nadie
Quizás te quiero demasiado y en exceso,
pero mi corazón sin estar enjaulado se siente preso,
de tu piel y de tus besos.
Caricias que nunca me has proporcionado,
sin embargo, te quiero porque me haces sentir todo
aquello que una vez hube imaginado.
Y si me necesitas tan solo grita,
por ti haré lo que haga falta,
hasta una locura infinita.
Cada vez que he hablas no puedo responderte
pues mis palabras tienen nudos,
los recuerdos se escapan como si fueran ráfagas de humo.
A mi esperanza ciega me aferro,
que me sana cuando el corazón está enfermo.
A veces pienso, que tengo más fe en ti
que alguien que reza a un dios sincero,
desespero, porque tengo más fuerza de voluntad que el propio clero.
Háblame que te escucho,
a día de hoy eres la única razón por la que lucho.
Decirte que te amo, que me gustas y me encantas,
contarte miles de historias al oído, y que sean tantas.
El día que tú no estés, mi vida te llamará y te pedirá auxilio,
vivir sin tus besos será peor que vivir en el exilio.
Y hoy me atrevo, a contar las estrellas con los dedos,
a llorar como niños pequeños.
A decirte que te quiero porque puedo.
Porque me das para vivir el aire,
confío en que no se lo digas a nadie.
No le digas a nadie que mi vida sin ti carece de sentido,
que moriré contigo el día en que te haya perdido.
Soy poetisa del siglo veintiuno que en momentos de tristeza esculpe,
versos en lengua muerta, si hay alguien a quien moleste, disculpen.
El día que estés conmigo no habrá más noches desiertas;
entraré en tu corazón y dejaré de abrir otras puertas.
A las pirámides de Egipto las llaman maravillas porque no conocen tu persona,
eres príncipe de mi reino sin tener que usar corona.
Demasiado fácil es quererte, prueba más difícil es tenerte,
no puedo tener a quien yo quiero, así que no te tendré para no perderte.
Guías mi camino por un sendero sin luces,
bajo mi cabeza para que nuestras miradas no se crucen.
Acentúo lo que siento cada vez que te miro a los ojos,
me devuelves la mirada y por eso me sonrojo.
Te miro a los ojos y mi corazón finge,
sonrisa inexpresiva como si fuese una esfinge.
Algo me dice que no te eche de menos,
que si te vuelvo a ver será en el próximo cielo.
Acostumbrarme a tu presencia inexistente,
aprender a seguir aunque tú no estés presente.
Eres mi paz, mi primer mandamiento, mi fe y mi doctrina,
eres el sentido que busco en cada una de estas líneas.
Te querré todos los días si nada lo impide,
te diré que te quiero para que no se te olvide.
Y hoy me atrevo, a contar las estrellas con los dedos,
a llorar como niños pequeños.
A decirte que te quiero porque puedo.
Porque me das para vivir el aire,
confío en que no se lo digas a nadie.
No le digas a nadie que mi vida sin ti carece de sentido,
que moriré contigo el día en que te haya perdido.
Me faltas tú
Busco entre la gente y me hace falta alguien,
si no estás tú yo no soy nadie.
Se me para el corazón y se inunda mi rostro,
porque yo te quiero a ti y no a otro.
Tengo miedo a despertar, a llamarte sin sentido,
a no volver a estar contigo.
No creas que te olvidado porque todavía te recuerdo,
echo de menos tus palabras y tu cuerpo.
Vivir sin ti se me hace imposible,
mi llanto triste se vuelve invisible.
Mi corazón sigue vivo, y no se rinde,
te quiere, ¿qué más puedes pedirle?
Si tú no estás dime qué me queda,
en mis ojos lágrimas y veneno por mis venas.
Que las penas no se van y tampoco se olvidan,
porque solamente tú curas todas mis heridas.
No me queda nada porque tú te has ido,
la razón de levantarme por la mañana se ha perdido.
Tú eres por quién vivo, adonde tú vayas yo te sigo.
No me importa el camino, donde tú miras yo miro.
Si tú respiras yo respiro, eres el motivo para poder volver a levantarme;
te juro, muero si un día dices de olvidarme.
Puedo esperarte toda la vida, no tengo prisa,
porque si no estás yo no vivo y se pierde mi sonrisa.
Sin saberlo, eres lo mejor que tengo,
hay un mundo y tú me quitas la venda de mis ojos para que pueda verlo.
Quererte es uno de mis secretos; sólo di que me quede,
y ámame como yo te amo, si puedes.
ArSeNa, Febrero 2013.
Texte: Concepción Liébana García
Tag der Veröffentlichung: 18.02.2013
Alle Rechte vorbehalten